La Senda Fluvial del Nansa, de 7 km, discurre sombría por un bosque de ribera de árboles variados y pasarelas de fábula en madera y cuenta con tres refugios de pescadores con chimenea, el Mirador del Poeta está a pocos metros de la senda a un kilómetro de su fin. La senda finaliza en Camijanes.
El primer tramo comenzaría en Muñorrodero, hasta la central hidroeléctrica de Trascudia.
Su principal atractivo, además de la comodidad y la belleza natural de un bosque de ribera como éste, es que presenta tramos muy variados de esa combinación entre el medio y el aprovechamiento humano: una central eléctrica, espesos bosques (avellanos, alisos, sauces, fresnos, espinos…), zonas voladas sobre roca, tramos de pista, senderos, paredes de escalada, variantes que bordean el nivel mismo del agua, remansos y cascadas, zona de cultivos, cuevas, praderías…
En la mayoría del trayecto se han aprovechado antiguas sendas de pescadores, ya que este río es de los que aún conservan la posibilidad de encontrarse con el salmón atlántico, y por eso no sorprende encontrar en el recorrido algunas infraestructuras que nos lo recuerdan, como son pequeños refugios para el mal tiempo y pasarelas o tirolinas que permitirían el cambio de orilla.
El acondicionamiento del trayecto, llevado a cabo por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, incluye una serie de pasarelas de madera que ha permitido acceder a zonas de gran belleza e interés que permanecían inviables por el escarpe de la roca.